
Es preciso que regreses ya, querida.
Lo recomiendan, en silencioso, los pasillos.
Lo ruegan las señales horarias de radio
Lo decretan, infalibles, los libros del estilo.
Lo reclaman, tan cansinas, las campanas
Ayer abrí un pez y en vez de entrañas, tenia dentro de tulipanes y lirios blancos.
Soy un augur que adivina el pasado.
Y tú te aburres, sirena en la montaña.
Te he llamado con nombres inventados, protegiendo tu intimidad de los fisgones.
Pero ambos sabemos que lo nuestro no obedece al algoritmo y su tiranía, ni responde al reloj de la estadística.
Lo nuestro, no responde, pero sabe.
Es hora ya de que vuelvas a casa, poesía.